Es domingo. Abro los ojos y estiro el brazo para palpar la mesilla hasta detectar el móvil. Lo agarro y lo enciendo, legañosa. Abro Twitter. Me sale un artículo titulado Estrategias para no sentir apego por el bebé. Estoy aturdida. Pincho. Un reportaje relata cómo gestionan sus emociones las mujeres ucranianas que ejercen de vientres de alquiler y las empresas que controlan el proceso: “Pueden llamarnos a cualquier hora”, explica la encargada de una de ellas. “Si por ejemplo detecto que alguna muestra demasiado apego con el bebé, llamo a la psicóloga para que tengan una consulta. Hay que actuar enseguida”.

Es domingo. No encuentro ninguna razón para levantarme, así que dejo el móvil boca abajo y adopto esa posición yo misma. Cierro los ojos.

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