En 2016 el programador alemán de origen ruso Eugen Rochko presentó en el foro Hackernews un proyecto de red social al estilo de Twitter, pero de software libre y descentralizada. La llamó Mastodon. Alguien reaccionó con cinismo: “¿Qué esperanza de victoria hay contra los Twitters y Facebooks del mundo? ¡Ya controlan el espacio! No va a haber una disrupción con Otro Clon de Twitter Más”. “Esto no es una start up”, respondió Rochko, “es un proyecto de software libre. Lo más probable es que los Twitters y Facebooks ganen, pero la gente debería poder elegir…”, argumentó. “Además este es un proyecto muy divertido en el que trabajar, para ser sincero”, añadió.

Hoy Mastodon está muy lejos de los 500 millones de usuarios de X (antes Twitter), pero pasó de 2,7 millones en total, de los cuales unos 300.000 estaban activos; a 5,8 millones, con 2,5 activos, durante los meses siguientes a la compra de Twitter por Elon Musk en octubre de 2022. En la actualidad tiene unos 8 millones de cuentas en total. Las donaciones al proyecto, gestionado por una organización sin ánimo de lucro, también se han disparado.

Bluesky, la red descentralizada alternativa impulsada por el antiguo CEO de Twitter, Jack Dorsey, ha pasado de ser un proyecto en fase de pruebas con 50.000 usuarios a alcanzar los 10 millones en dos años. Threads, la red de textos cortos lanzada por Meta, propietaria de Facebook e Instagram, aprovechando el río revuelto por Musk, ya suma unos 200 millones, entre ellos, Barack Obama, Joe Biden y la Casa Blanca.

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